sábado, 9 de septiembre de 2017

La calma después de la tormenta

He llorado por Guille como si hubiera muerto. He recuperado el placer por la lectura después de deshacerme de Patria. He reconocido que quiero a Mickey. El despacho/casa de la azotea de la calle San Antón ha vuelto a mí. He recuperado a algunos viejos amigos y trasmutado a familiares políticos en amigos. Ahora las series surcoreanas me parecen ñoñas incluso para disfrutarlas en momentos de pereza. La música k-pop ha corrido la misma suerte. Hasta he perdido el miedo a teclear una letra tras otra y convertirlas en palabras. 

De la feria de Málaga fui a Barcelona, sin Mickey al principio. No quería arrastrarlo a una ciudad herida por el atentado. Al abrir la puerta del piso de la Diagonal y ver el suelo tapizado por los libros que deberían haber estado en las estanterías -una rabieta más de Guille-, y comprendí que mi Guille ya no existía. Su propia madre y hermana se dieron cuenta mucho antes que yo. Ahora son mis amigas. 

El piso de la calle San Antón lo recuperé con chantaje. Ya no le tengo ningún respeto a Guille. 

Entre cajas de mudanza y roces comprendí que tengo muchas cosas en común con Mickey. Tal vez la falta de presión por hacer de lo nuestro una relación duradera y sólida, sea la mayor de ella.

Qué extraño. El mundo parece deshacerse en pedazos por culpa de las catástrofes naturales, la torpeza política y la estupidez humana; pero, para mí, es uno de los momentos más apacibles y placenteros que recuerdo en años. 

1 comentario:

  1. Pensar que tu entrada fue escrita hace cinco años. Tiempo suficiente para transformar muchas cosas. Crecer, madurar, cambiar, evolucionar. Leyendo tu entrada, me entra la nostalgia del tiempo de pandemia. En ese entonces, la economía del hogar estaba por el suelo. Sin embargo y, a pesar de todo, lográbamos sobrevivir sin pasar hambre y lo más importante es que, fuimos felices aún bajo esa carencia. Pasé todo el tiempo con mi bebé, que desde hace dos años que no puedo abrazar. Anhelo ese día, cuando finalmente la familia pueda reencontrarse sin importar que yo vaya para allá, o ellos regresen a mi. Tranqui, solamente emigraron a Barcelona, quien sabe, capaz y te los hayas topado.

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