martes, 11 de julio de 2017

El miedo y el coco

Cinco ratoncitos de cola gris,/ mueven las orejas, / mueven la nariz. / Uno, dos, tres, cuatro, / corren al rincón, / porque viene el gato.. / a comer ratón. 

Canción infantil

Los periódicos nos asustan. Advierten de un terremoto grande e inminente. Aquí y en Los Ángeles. Qué extraño, que mismos hechos distanciados por continentes y miles de kilómetros, nos una a mi hermano, cuñada y a mí. 

Cuando el verano llega, la gente se va de vacaciones y, exceptuando los accidentes que hay por los traslados del centro de las ciudades a la costa, los periódicos se llenan de noticias que realmente no lo son. La última: la de los terremotos. Al menos la advertencia de los estadounidenses está justificada porque Trump ha hecho recortes importantes en el sistema de aviso de terremotos, del que ya gozan, con muy buenos resultados, los japoneses. Pero, ¿qué propósito tiene el advertir a los españoles y quedarse ahí? Deberían, al menos, dar algunos consejos. Ejemplo:

Si vives en un edificio construido después de 2002: estate tranquilo en casa. Métete debajo de la mesa para que no te caigan muebles y objetos de adorno en la cabeza. Mantente lejos de las ventanas. 

Si vives en un edificio construido entre 2002 y 1979: Ponte bajo una viga estructural o el dintel de una puerta. En cuanto el terremoto cese, sal corriendo a la calle porque si hay una réplica, seguro que tu edificio colapsa. 

Si vives en un edificio construido antes de 1979, ante un terremoto: reza.

Menos mal que los periódicos, en esta época, por lo general, sólo sirven para abanicarse o cubrir la cabeza de quienes dormitan tumbados en la playa. 

Sismógrafo de Chimeneas hoy. Los gurruños de tinta son sismos

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