jueves, 27 de julio de 2017

Conversaciones robadas: El placebo de lo caro

Echo en falta mi antiguo barrio. Lo conocía y la gente me resultaba familiar. De algunos, a pesar de mi poca curiosidad y nula inclinación a los chismorreos, sabía mucho más de ellos de lo que podrían imaginarse. Aquí, de momento, todos son desconocidos.

¿Qué desdichas lastrarán la vida de una de mis vecinas que se llama Concha? De momento sé que debe soportar la estulticia de su padre. Es muy poca cosa. Mi madre diría de ella que los nervios y el trabajo no dejan que la chicha se le pegue a los huesos. La veo salir casi todas las mañanas vistiendo un uniforme tipo pijama que lo mismo puede ser de enfermera que de limpiadora.

Hoy estaba en la farmacia.

Ella: Me lo puedes cambiar, por favor. Dame el otro.
Farmacéutico: Pero ese no te lo cubre el seguro.
Ella: Lo sé.
Farmacéutico: Le has dicho que es el mismo medicamento pero con diferente caja.
Ella: Sí, y que no tenemos dinero. Pero se ha emperrado en que el genérico no le hace efecto.

El farmacéutico metió la caja de medicina en una bolsa pequeña y de 50 € devolvió algunos céntimos a mi vecina.

Ella, a la par que salía: Lástima que no lo tengas en supositorios.

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