martes, 20 de junio de 2017

El rastro persistente

Cuando era pequeña nos mudábamos dos, tres... hasta cinco veces al año. Lo hacíamos con tanta frecuencia que en una ocasión una monja no me dio el recado del traslado de mi familia de Tablada a Málaga porque creyó que era mentira. Existían los móviles, pero eran tamaño ladrillo, de la densidad del plomo y el precio del oro. 

No importaba lo lejos que nos marcháramos -sin pasar nunca de Despeñaperros-, siempre, absolutamente siempre, en algún rincón de la nueva casa aparecían hormigas rojas y pequeñitas. Tardamos en darnos cuenta que viajaban con nosotros, en la tierra de un ficus, que sobrevivió durante lustros a nuestra negligencia y olvido. Murió en el patio trasero de la casa de mi madre, durante una riada que destrozó la tapia del patio y atravesó toda la casa, con el tronco cercenado por algún objeto contundente que arrastró el lodo. 

Cuando me mudé al nuevo apartamento, limpié los cajones de todos los muebles, los armarios, las estanterías. Hasta los más insignificantes objetos de Guille fueron a parar a una maleta que le envié a Madrid. Ahora nunca va a Barcelona, y eso a sus padres les duele. 

Pero siempre queda algo. Mi portátil, como protector de pantalla, tiene la galería de imágenes. Casi todas son fotografías de mi sobrina, algunas de los edificios que he hecho, pocas de algunos amigos. Hay tantas y aparecen al azar, que puedo tirarme días sin ver la mayoría de ellas. Esta mañana apareció una que había olvidado por completo. La fotografía de un paisaje, una loma suave y una encina en su cumbre, rodeada de un manto suave de cebada. Es un árbol de mi infancia. Durante algún tiempo creí que había desaparecido, tal vez arrancado por voluntariamente por alguna enfermedad, o derribado por el viento o carbonizado por un rayo... Pero me equivocaba. Mi recuerdo era engañoso y lo colocó en una ubicación diferente a la real. Guille recorrió más de 20 km  para sacar aquella fotografía para mí. Miro en Propiedades del archivo. Creado: Lunes, 19 de diciembre de 2016, 13:14:32. Muy poco después, el uno de enero, se marchó para siempre. 

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