lunes, 19 de junio de 2017

El momento del adiós

Fran Rivera se ha convertido en una piñata para las redes sociales. En esta ocasión, por defender la memoria de un compañero de profesión de un puñado de trolls que para la mayoría sólo existen porque él les da importancia, ha utilizado un lenguaje barriobajero, inadecuado y soez. 

¿Se puede considerar el fallecimiento de Iván Fandiño una muerte laboral? 

Me importan los animales, pero más me importan las personas. Si en cualquier trabajo se produce una muerte, se intenta poner un remedio para evitar que vuelva a ocurrir. El toreo se puede llamar arte, Sun Tzu llamaba arte a la guerra; pero para algunas personas sólo es un trabajo, una forma descabellada de ganarse la vida. 

Los amigos del torero, sus familiares, los familiares de los toreros que continuarán jugándose la vida hoy, mañana o en la próxima fiesta de un pueblo, deberían exigir que se pusieran medios para evitar la muerte de los toreros: trajes que no se reduzcan a ridículas mallas rosas o que protejan los cuernos del toro para que no sean tan dañinos. 

¿Ridículas mis propuestas? ¿Eso no es toreo? ¿No sería el hombre contra el animal? Para quienes mis preguntas son afirmaciones, deberían avergonzarse y comprender que es inhumano, no por el daño que se les infringe a los animales durante las corridas de toros, si no por sacar placer, y no querer evitarlo, del riesgo de muerte que corre un puñado de personas por el simple disfrute de los espectadores. 

Al menos, ya que el derramamiento de sangre parece inevitable -del animal o del hombre-, deberían obligar a que junto a la plaza de toros, durante las corridas, permanezca una UVI móvil, o un helicóptero, que permita los traslados al hospital en el menor tiempo posible. Claro, que eso encarecería las entradas. ¿Tampoco se aceptaría esta propuesta? 

Tal vez, sin duda, es el momento adecuado para parar esta barbarie. 

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