lunes, 3 de octubre de 2016

Sin maldad

El mundo está lleno de hijos de puta y Guille no está vacunado contra ellos. Su compañero de trabajo se ha apoderado de los prototipos de drones que había desarrollado exclusivamente Guille. Los ha patentado y pretende que Guille le pague un porcentaje por todos los trabajos topográficos que haga con ellos. Se ampara en que el 70 % del capital inicial de la empresa que montaron juntos, lo puso él. 

Guille ha estado casi todo el fin de semana sentado en el sofá, con las manos metidas en los bolsillos, la mirada perdida y esa arruga entre las cejas que le aparece cuando está preocupado. La arruga ha desaparecido. Ahora está sentado ante el ordenador y sus dedos teclean a la velocidad de la luz. En lugar de llamar cabrón a su compañero y enfadarse, creo que ha encontrado la solución para esquivar sus derechos de patente. ¿Está bien tanta falta de maldad?

4 comentarios:

  1. Yo siempre he escuchado, que hay más hijos de puta que botellines de cerveza. Claro, siendo así, a lo largo de mi vida también topé con alguno,a pesar de que siempre procuré esquivarlos.

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    1. Divertido dicho. A la fuerza nos topamos con ellos. Algunos simplemente creen estar defendiendo sus derechos, ignorando el mal que hace a los demás.

      Si el compañero de Guille fuera un personaje de una novela, ni siquiera sería creíble por la mala leche que tiene.

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  2. Sí, está bien.


    La maldad no le llevará a nada bueno.

    Solucionar el problema de parentes sí.


    Un saludo

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    1. Gracias por el consejo. Tienes razón: la maldad sólo desgasta y da dolor de cabeza, no proporciona nada productivo (al menos, al tipo de persona que es Guille).

      Lo de las patentes es imposible de solucionar; pero como Guille es la mente pensante, ha conseguido hacer otro programa topográfico para los drones esquivando la patente. Está contento.

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