miércoles, 12 de octubre de 2016

Por fin el fin

Ayer, en el supermercado, delante de mí, en la espalda de una chica, unas mariposas revoloteaban ascendiendo hacia su nuca sin llegar nunca a destino. Estaban muy bien dibujadas, con sombras y diferentes matices de gris. Ayer aún perduraba el veranillo del membrillo o de san Miguel y a eso del mediodía resultaba agradable mostrar partes de la piel desnuda. Hoy no: el buen tiempo ha acabado. Llueve. Caen chaparrones furiosos e intermitentes, chispea entre los intervalos. El otoño se perfecciona al otro lado de las puertas de vidrio con algunas hojas secas y marrones que el viento ha traído hasta el suelo de mi azotea. Los días de este año siempre han sido contados, pero su fin ya se ha convertido en un futuro inmediato. Echo una ojeada a mis lecturas de este año porque ayer me descubrí sintiendo placer al leer un simple estudio geológico, que no es más que un tocho que explica las característica del suelo de la parcela donde se va a cimentar. ¿Por qué este año son tan pocas? Ya apenas queda tiempo para engordarlas. La respuesta está en el número de proyecto: 47, mucha morralla, pero ya algunos importantes. El año pasado sólo hubo la mitad. ¿Está acabando por fin, definitivamente, la crisis?

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