martes, 27 de septiembre de 2016

Conversaciones robadas: El anciano porculero

Entre la fauna de mi barrio, hay un señor mayor, enjuto, poca cosa. La vida parece haberlo ido desgastando hasta devolverle el tamaño que tuvo cuando era un niño de diez años. La soledad o el aburrimiento lo obliga a entablar conversación con quien se encuentra a su paso. A menudo, si me ve pasar con las bolsas de la compra, suele decirme: Si llegas a mi edad, lo harás quebrada por cargar con tanto peso

En una de las calles por las que más paso, es la que me lleva más directamente al supermercado, hay dos locales de reducidas dimensiones. Durante la crisis pusieron en ellos algunos negocios fugaces, media docena al menos, de tan breve duración que ni siquiera han quedado fijados en mi memoria. Antes de la crisis, en uno había una floristería y en el otro una pescadería. El local que fue una pescadería, lo están reparando. Parece que lo dedicarán a la venta de comida preparada para llevar. El anciano estaba hoy a sus puertas, observando al pintor de su interior. Chasqueaba la lengua y decía: Tanto esfuerzo, tanto gasto, y vais a durar dos días.

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