miércoles, 13 de abril de 2016

Lento, muy lento

Tengo un amigo, se llama Mario y padece una distrofia muscular. A veces nos quedamos hablando hasta las tantas de la madrugada por skype, y, por supuesto, en esas interminables charlas tocamos todos los temas, pero el que más nos gusta es imaginar el futuro. A él le gusta quedarse en un futuro cercano y realista. En su mente tiene diseñado un esqueleto externo que le permitiría autonomía a quienes sufren su problema. Está convencido que sería viable en la actualidad y que sólo no necesitarlo alguien con suficientes medios económicos no lo ha hecho real aún. Mi imaginación, sin estar impelida por un problema real, vuela hasta los nanorobot y las cirugías internas. 

Mi cuñada dice que está hasta los ovarios de la política de su hospital. Esas palabras en su boca suenan más chocantes que una monja de clausura maldiciendo los clavos de Cristo. La han apartado de dos casos importantes. Ella asegura que es por racismo de los pacientes, aunque el hospital lo ha disfrazado de reajuste de plantilla para no tener problemas. Y lo malo es que le da la razón a los pacientes, quienes saben que las personas de color suelen estudiar, por falta de medios económicos, en peores universidades y, por lo tanto, están peor preparadas. Aunque no es su caso porque estudió en Inglaterra y tiene tantos títulos que podría empapelar un salón de actos sin dejar resquicios. Y ni siquiera puedo consolarla asegurando que esos núcleos de racismo son aislados porque mis vecinos quieren prohibir al propietario de uno de los pisos que se lo alquile a sudamericanos y africanos porque, según ellos, devalúa el inmueble.

Qué lento, lento, lento llega el futuro.

2 comentarios:

  1. He leído con interés todo lo publicado (muy bien por cierto, como de costumbre), pero curiosamente, acabamos de conversar mi mujer y yo, sobre lo contrario de como termina. Tal vez sea que ya hemos llegado a una edad "preocupante": Que rápido, rápido y rápido, llega el futuro.

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    1. Muchas gracias.

      Creo que hay que diferenciar entre el paso del tiempo, que pasados los 20 años va cuesta abajo y sin frenos, y la llegada del futuro que deberíamos tener, donde exista igualdad entre los géneros, donde no haya racismo, donde la medicina haya avanzado lo suficiente como para no sentir que aún somos neandertales... ese futuro parece no llegar nunca.

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