lunes, 14 de marzo de 2016

Los sin alma

El Señor de los Boquetes me ayudaba a medir un edificio el día de la fallida investidura de Pedro Sánchez. Llevaba un pinganillo y estuvo escuchando durante toda la mañana los discursos de unos y otros. Se desternilló de risa con Pablo Iglesias. Lo único que no le gustó del dirigente de Podemos es que ninguneara a Rajoy al no mencionarlo. 

A El Señor de los Boquetes le encanta dar patadas a la estructura de los edificios que medimos, y los edificios que medimos suelen estar destinados a rehabilitaciones. Cuando veo algún pilar muy deteriorado, corro y le sirvo de escudo, para que El Señor de los Boquetes no le dé una patada con tanta fuerza que nos enharinemos en polvo. Me da miedo que algún día consiga derribar alguno de ellos y, como en una fila de fichas de dominó, caiga todo el edificio. Aunque el sentido común me debería tranquilizar porque El Señor de los Boquetes es muy viejo (seguro que ya se afeitaba el día que vio extinguirse a los dinosaurios). Si ha conseguido sobrevivir hasta ahora, a pesar de su peligrosa costumbre, es que tiene un sexto sentido que lo mantiene a salvo.

Hasta hace poco creía que El Señor de los Boquetes era de extrema izquierda porque la diana de sus críticas es Rajoy. Pero los extremos se tocan, se parecen tanto que se confundan. El hombre está más allá de cualquier derecha imaginable. El días de la fallida investidura aseguró: Con Paco se vivía mejor. Estas cosas no pasaban. Mandaba quien tenía que mandar y punto. Hice memoria. ¿Qué presidente se llamaba Paco? Rajoy: Mariano, Zapatero: José Luis; Aznar: José María; González: Felipe; Calvo Sotelo: Leopoldo; Suárez: Adolfo... ¿Qué Paco?, terminé por preguntar. Por supuesto, El Señor de los Boquetes cree que soy completamente gilipollas e ignorante porque ya confundí en su presencia un inodoro con un recipiente para agua bendita. 

¿Aceptar la ideología de un dictador, su religión, la censura, la posibilidad de ser encarcelado por motivos ideológicos o sexuales, e incluso a ser asesinado; a cambio de una mayor seguridad ciudadana que sólo está en el silencio de la prensa? Conmigo, que no cuenten.

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