martes, 3 de marzo de 2015

Una amarga historia de desamor

Me gustan las películas de catástrofes y las románticas; aunque parezca contradictorio. En realidad son prácticamente lo mismo, aunque con diferente desarrollo. En las películas de catástrofes se empieza con una situación tranquila que se vuelve caótica, durante el transcurso de la película el caos llega a su cúspide y finalmente los personajes que sobreviven vuelven a la tranquilidad inicial. En las películas románticas se comienza con una situación tranquila, lentamente, durante toda la película se encamina al caos, y cuando llega a su cénit... se acaba la película en lo que se supone un final feliz. Quizá por eso Shakespeare se cargó a los protagonistas de Romeo y Julieta (o tal vez lo hizo para no faltar a su costumbre). 

Hoy iba a salir a correr por primera vez en mucho, mucho tiempo; pero el trabajo me ha tenido atada ante el ordenador hasta hace muy poco. Supongo que será un espejismo por las próximas elecciones: de repente la pasividad de la crisis se ha tomado un respiro y volvemos al estrés. Situación que me sumerge en una felicidad extraña, como si tener la mente ocupada con pensamientos exclusivos de trabajo y no de otros asuntos, fuera una droga. 

Este rato, que pretendía aprovechar para echar una ojeada a algunos blogs que me gusta visitar con asiduidad -aún no me acuesto porque estoy esperando la llamada de "sin novedad" de Guille-, lo he utilizado en darle palmaditas en la espalda desde la distancia al primo albino de Guille. Se divorció hace poco. Esta navidad buscó refugio en casa para mermar la sensación de soledad. Está llevando el divorcio muy mal porque aún quiere a su ex mujer. La semana pasada murió un tío del albino. Su ex mujer le hizo compañía. Lo estuvo consolando en el tanatorio, pasó con él la noche en el piso que compartieron y al día siguiente lo llevó al cementerio. El albino lo malinterpretó. Se hizo ilusiones. En lugar de disfrutar con la amistad que le brinda la ex mujer, se martiriza porque cada vez que la ve se reavivan sus sentimientos. 

2 comentarios:

  1. En mi opinión, en los casos de divorcio (lo se por experiencia), la amistad debe quedar apartada, para que cada uno pueda recomponer su vida con total libertad, salvo encuentros puntuales, como ha sido el caso pero, a ser posible, sin intimar.

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    1. Mis hermanos aseguran que nuestra generación está en este momento en la segunda hornada: separados de la primera pareja y comenzando con la segunda. Tiene toda la razón con la amistad. Conviene mantener la distancia de la ex pareja, principalmente por la pareja actual.

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