lunes, 23 de marzo de 2015

Al otro lado de las páginas

Dice Stephen King en alguno de los muchos documentales que hay en la red sobre su vida, que se arrepiente de haber escrito Rabia porque unos chavales que lo tuvieron como libro de culto, atacaron su colegio. Seguramente que, de no tratarse de Rabia, los chavales habrían adorado cualquier otro libro, incluida la Biblia, mucho más violenta e injusta que los sucesos narrados en su novela. 

¿Es correcto que los escritores se censuren o deben dar completa libertad a su imaginación? Esa es una pregunta para la que no tengo respuesta. Supongo que dependerá más del propio escritor, sobre lo que su conciencia pueda soportar. Por fortuna, espero al menos, la mayoría de los autores dan rienda suelta a lo que sale de sus mentes y nos permiten conocer otras ideas, otras vidas, otras mentalidades... ¿Cuántos de los libros que tanto nos gustan estarían censurados? ¿Qué aceptar como correcto y qué como pecaminoso? De todos los libros que he leído -unos 30 de media cada año desde que tengo 12 (33-12=21; 21x30=630, no son tantos)- creo que sólo habría censurado uno. Nada de A sangre fría, nada de Lolita, nada de Plenilunio, nada de La Naranja Mecánica... Todos ellos son libros que tratan de temas duros: Asesinatos, pederastia, violación, violencia gratuita... pero somos adultos y se debe tener un mínimo de inteligencia para comprenderlos y digerirlos. Reconocemos y sabemos diferenciar el bien del mal y la ficción de la realidad. Comprender el punto de vista de un pederasta o un asesino no nos llevará a justificarlo ni a querer emularlo. 

¿Pero, qué ocurre cuando el libro trata de temas para los que estamos más sensibilizados y van dirigidos a personas más fácil de manipular? En En Nombre del Amor, Nicholas Sparks, relata la historia de una pareja con un desenlace desafortunado: la mujer parece haber caído en un coma irreversible. Faltando a la promesa hecha a su pareja, el hombre no acepta que la desenchufen de las máquinas. Pasa el tiempo y ¡oh, milagro: LA MUJER RECUPERA LA CONSCIENCIA! 

Los libros de Nicholas Sparks están cortados todos más o menos por el mismo patrón: romance + enfermedad + Dios + drama. Son libros muy simplones, fáciles de digerir, destinado a lectores perezosos y crédulos; lectores sin muchas armas para defenderse de la convicción que ante una persona en coma irreversible lo correcto es mantenerla atada a las máquinas, aún a costa de ir contra sus deseos cuando estaba consciente y a pesar de tener la propia vida anclada a ese cuerpo inerte, sin permitir avanzar y sin permitir un duelo por la muerte incompleta de la persona que se quiere. 

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