jueves, 30 de octubre de 2014

El juego

Si vas a Egipto cuando el Estado y las agencias de viaje se comportan como una madre medrosa con sus hijos, y te aconsejan que no vayas; tu descendencia puede pensar que la jubilación prematura te ha desanimado lo suficiente para no querer seguir participando en el juego de la vida. Es lo que le pasó a don Pepe, el suegro de mi hermano, el padre de mi cuñada: en cuanto tuvo la jubilación definitiva -hasta entonces había disfrutado de una intermitente-, con nocturnidad y alevosía, sacó el vuelo para Egipto y se machó al día siguiente después de repartir mensajes con el móvil informando de dónde iba a estar en las próximas dos semanas. Por fortuna no le ocurrió nada. Apenas aterrizó, volvió a hacer lo mismo, pero en esta ocasión su destino era menos peligroso: El Gran Cañón del Colorado. Sólo estaba visitando los lugares que quería ver antes de morir. Aún le queda por hacer otro viaje, a Yellowstone, pero lo ha dejado para más adelante. Durante más de un año ha estado enredado en otro de sus sueños, en el que ha conseguido enredarnos a todos los que tiene a su alrededor. Compró un terreno, no muy grande, y una casa rural cerca de Cenes de la Vega. La casa es una completa ruina que requiere ser rehabilitada por completo; pero el terreno parece ser muy fértil. Un secadero en las inmediaciones delata que hubo sembrado tabaco en algún momento del pasado. 

Esta mañana estuvimos en el terreno mi aparejadora y yo. Fuimos a tomar medidas de la vivienda para hacer un atenproyecto. A cambio de nuestro trabajo desinteresado, don Pepe nos permite sembrar en su terreno lo que queramos. Mi aparejadora llevó huesos de chirimoyo y yo pimientos y una bolsa con semillas de hierbabuena. Ni siquiera sabemos si debemos esperar futuro para lo sembrado. 

4 comentarios:

  1. Que mamá no se entere, que de una vez para allá a sembrar sus pepinos dulces, pepinos amargos, batatas y calabazas. Ya que están con la siembra, te tengo un consejo, aunque no sé si lo vayas a tomar en serio, mamá cada vez que lo cuenta, nadie la toma en serio:

    No hay mejor fertilizante que la orina fermentada de más de dos días. Abres un hueco a un metro de distancia de la raíz de lo que vas a sembrar, y allí echas el fertilizante. Las plantas crecen, grandes, fuertes, y dan unos frutos dignos de exposición. Tal vez en tu anteproyecto podrías incluir algún sistema colector de aguas sanitarias a un tanque depósito que luego se pueda redireccionar para el riego. Lo que sí, es que bajo ninguna circunstancia sea vertido directamente a la planta, la ósmosis la deshidrataría y la mataría.

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    1. Estamos recolectando consejos en estos días. Mi madre dice que lo mejor para que crezcan las plantas lozanas, son los residuos que quedan en el filtro de la cafetera.

      Se lo comenté a mi cuñada lo de la orina fermentada. Dice que si hacemos esa marranada, ella no prueba ni una zanahoria. Su padre se rió, y le preguntó que de dónde pensaba que salía el agradable aroma que desprende la tierra (es estiércol).

      De momento tenemos plantadas patatas (tuvimos que dejar patatas normales y corrientes en una habitación a oscuras y esperar a que le crecieran tallos, después cortar cada trozo de patata con un tallo y plantarlas), lechugas, chirimoyo (aunque nos dicen que no crecerán porque el clima de Granada es muy gélido para esa fruta), pimientos, hierbabuena, tomates... de momento. Cada fin de semana se nos ocurre algo nuevo para plantar. La calabaza y las batatas (me encantan hervidas y con azúcar y canela por encima) parecen muy buenas ideas.

      De momento la casa está demasiado en ruina para poder reciclar las aguas residuales. Tenemos un pozo y una capa freática que parece bastante buena. De momento el agua para el riego la cogemos de ahí, pero en el futuro, si seguimos plantado cosas, habrá que contratar agua de la que discurre por una acequia cercana (siempre pensé que esas aguas eran gratis).

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  2. Admirable don Pepe en cuanto a su pasión por los viajes, que comparto y practico cando me es posible. No así por los terrenos. Siempre digo que yo no canto (aparte que lo hago fatal) el himno de Andalucía, porque "hay que pedir tierra y libertad",y no vaya a ser, por un casual, que me hagan caso y me asignen una parcela y un "azaón", porque seguro que no me daban un tractor y yo me niego a cavar. Bueno, eso sí, hacer unos agujeritos o un reguero para depositar unas semillas de pimiento o tomate y dejar que la naturaleza las desarrolle, me gustaría.

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    1. Mi cuñada temía que en cuanto jubilaran de forma definitiva a su padre, que ya no lo llamaran para sustituir a alguien durante cortas temporadas, el hombre se iba a desanimar y a volver sedentario; pero ha sido todo lo contrario. De momento no hay tractor. Es más un huerto que un terreno de plantación real; un entretenimiento con el que matar las mañanas de los fines de semana. Seguro que en cuanto comience a hacer frío (ahora hay una temperatura de primavera que apetece mucho estar en en el exterior) el entusiasmo por plantar cualquier cosa que crezca, se desinflará bastante.

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