martes, 12 de agosto de 2014

Las estrellas rojas

Un verano, en el destacamento donde vivía, llegaron las excavadoras, los hombres con sierras mecánicas y allanaron una gran extensión de terreno y podaron todos los árboles que quedaban a cincuenta metros a la redonda. No nos dejaron acercarnos a los trabajadores porque, supuestamente, era peligroso (aunque nadie ponía reparos para que deambuláramos alrededor de la galería de tiro cuando hacían prácticas). Tuvimos que esperar a ver una enorme H encerrada en un círculo para comprender qué hacían. Y con el helipuerto llegaron las estrellas rojas. Llenaron el cielo de ellas, muy brillantes, extrañamente cercanas, estáticas. Le pregunté a mis hermanos que qué eran esas estrellas rojas, y ellos me dieron una explicación muy escueta, me dijeron que tenían que ver con los helicópteros. 



El primer helicóptero que aterrizó era muy raro. Parecía una pecera con media cercha incrustada a forma de cola, donde iba el rotor. Sirvió de transporte al capitán del destacamento. El piloto no se fue inmediatamente. Lo invitaron a beber algo en la cantina y allí fui a preguntarle qué eran las estrellas rojas. El hombre se quedó pasmado. Me explicó que eran estrellas de muy poca masa que se consumían lentamente y que desde los telescopios muy potentes se podían ver algunas. Quiso saber si iba a ser astrónoma cuando fuera mayor, le dije que no, que quería ser arquitecta (sí, cuando pequeña era muy repelente y repipi, hasta que entré en el internado y me bajaron los humos y el engreimiento). 

Algún tiempo después me llegó un póster enorme de las constelaciones. Me lo mandaba el piloto, a quien nunca volví a ver (es lo que pasa con los militares, los encuentros pueden ser intermitentes o fugaces). Mis hermanos lo pegaron al techo de mi habitación y durante mucho, mucho tiempo tuve la sensación de dormir a la intemperie, hasta que la fuerza de la gravedad hizo que un día me cayera encima porque de tanto pegarlo y despegarlo se había terminado deteriorando. 

Ya no recuerdo cuándo me sacaron del error de creer que la balizas rojas que señalan las alturas son lo mismo que las enanas rojas. 

4 comentarios:

  1. Y cuando un niño de pequeño no es engreído y repelente? (qué es repipi?) Pero es que desde siempre quisiste ser arquitecta! Yo de pequeño sólo quería manejar una bicicleta y recorrer el mundo entero, ahora, en vez de bicicleta, moto. La profesión que elegí, fue casi que lanzar una moneda al aire. Creo que ya lo había mencionado en otra ocasión.

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    1. En realidad, tienes razón: pocos niños se salvan de ser engreídos y repelentes. (Repipi es pedante y cursi, las dos cosas a la vez. Jamás pensé que hubieran tantas palabras que no fueran de uso común; aunque es mucho más increíble cuando se trata de las comidas de un lado y otro del charco. Es más divertido así).

      Quise ser arquitecta desde los cinco años. Mi padre estaba encargado de las obras en la base donde vivíamos y me solía llevar a su oficina, donde había mesas con paralés, cartabones, escuadras, compases, etc... incluso un cajón de madera que apestaba a amoniaco y servía para sacar copias de planos; eran unas copias muy malas y después de mucho tiempo aún conservaban el hedor a amoniaco. En la oficina había muchas maquetas, pero me atrajo principalmente una de una torre de observación y sus planos. La torre ya estaba construida. Me explicaron el proceso que habían seguido: planos, maqueta, realidad. Desde ese día quise ser arquitecta. Confieso que al principio lo decía porque a los mayores les hacía gracia porque mis amigas decían que querían ser actrices o modelos. Luego lo decía de verdad y se me daba bien el dibujo técnico y las matemáticas. No tuve que esforzarme mucho.

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  2. Cuanto mas leo sobre eso de las estrellas rojas, mas "liao" estoy, que si menor masa, que si consumen hidrógeno y que mas helio, uff, uff.
    Bueno, eso de cortar los árboles, sería por causas de fuerza mayor. ¿No había otra solución?. Es que cuando veo esas talas sufro como Idefix.

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    1. No eran árboles muy grandes, álamos que solían plantar junto a la alambrada para ocultar el interior del destacamento de la vista. Teniendo en cuenta que un helicóptero podría haberse chocado contra ellos y tenido un accidente, estaba justificado.

      Yo también me hago un lío con las estrellas blancas, marrones, enanas rojas, de neutrones... y eso que me he tragado todos los documentales de Carl Sagan.

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