domingo, 10 de agosto de 2014

Fuera de la diana

Debería buscarme otra forma de elegir los libros que leo. Desde hace algunas semanas dejo que sea el azar el que me los imponga y estoy teniendo bastante mala suerte. Algunos ejemplos:

- Edipo Rey. Un hijo que se acuesta con su madre, que tiene hijos que a su vez son sus hermanos y que ha asesinado a su padre sin saberlo. ¿Cómo se puede conseguir que una historia tan rocambolesca parezca aburrida? 

- Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury. Este no ha sido tan aburrido, pero en los libros de ciencia ficción se espera encontrar (al menos me ocurre a mí) un ápice de fundamento, de ciencia, de realidad. Ray Bradbury puebla y despuebla Marte con cohetes que parecen viajar a velocidades superiores a la de la luz. Los cuentos son entretenidos, pero se les deberían definir como fantasiosos. Me hizo mucha gracia uno de ellos: dos personas, después de estallar una guerra nuclear en la Tierra, se quedan solas en Marte. Se hablan por teléfono y cuando se conocen, el hombre sale escopetado porque la mujer le repele (suele ocurrir todo lo contrario en las películas románticas). 



- El Profesor, de Charlotte Brontë. Es increíble que sea la misma autora de uno de mis libros favoritos: Jane Eyre. Éste, el primero que escribió y que sólo se publicó después de su muerte, rezuma rencor contra los belgas. Existen dos clases de libros, los que el autor impone un pensamiento a martillazos y en los que el autor intenta sugerir al lector un pensamiento sin forzarlo. El Profesor es de la primera clase. 

- La Capilla Real, La Catedral y su entorno, de Ignacio Henares Cuéllar. Pensé que sería interesante conocer más a fondo una parte de la ciudad en la que vivo; pero el libro sólo es una retahíla de datos soltados con un lenguaje pomposo y envarado.

En adelante, para mis lecturas, creo que seguiré los muchos consejos que me han dado. 


2 comentarios:

  1. Pues nada, comenzar con los Episodios Nacionales, como un folletín del siglo XIX y la historía al fondo. Entremetiendo alguna otra lectura, al menos en mi caso, entretenimiento para mas de dos años.
    Lo que no recomiendo, como hacen algunos, leerlos a "salto de mata". Eso no vale. Sería como seguir una serie televisiva por capítulos inconexos.

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    1. Falta me hace leer algo que requiera un mínimo de esfuerzo intelectual, o me voy a volver tan inteligente como mi cactus.

      Pensaba comprármelos en papel (los Episodios Nacionales), pero ocupan más de una estantería, y eso que la colección que encontré era compacta, de letra pequeñita, parecidos a biblias. Creo que recurriré a los que tengo cargados en el e-book (que van a terminar con telarañas si no los comienzo a leer pronto). Seguiré su consejo e iré por orden; intercalando uno o dos libros entre cada episodio.

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