sábado, 3 de mayo de 2014

Sin alcohol

Estuvimos dando un paseo por las calles de Granada. Estaban más atestadas de lo que era de esperar (ahora ya lleva varias horas muertas). Había jolgorio, mucha niña vestida de gitana, pocos caballos dejando las postas en el asfalto y bastantes guiris sacando fotos de todo lo que pareciera típico (cuatro o cinco gigas de fotos cada uno, por lo menos). Guille y yo fuimos viendo las cruces que se cruzaban en nuestro camino desde lejos. Para ir de tapeo, le tenemos querencia a El Realejo y hacia allí fuimos. Primera parada: rebujito + media berenjena rellena. Segunda parada: cerveza + tostada de tomate, aceite y un filete de salmón. Tercera parada: rebujito + bocadillo de lomo con alcachofas y queso azul. Cuarta parada: manzanilla + plato de albóndigas. Quinta parada: Coca-cola + bocadillo de pimientos y panceta con salsa picante. En Granada la tapa que acompaña la consumición la ponen, en casi todos los bares, indistintamente si la pides o no. Por supuesto, después de comer más que beber, no necesitábamos cenar. La siguiente parada planeada era el cine, pero no estaba la película que quería ver Guille: Carmela y Amén. Paramos en el vídeo club y alquilamos Carmina o Revienta. Tuvimos que poner los subtítulos porque los actores tienen un acento andaluz muy cerrado y a Guille le costaba entenderlo. Es curioso: difiere lo escrito de los diálogos hablados.

No es el tipo de película que me gusta. Me pareció más interesante echarle una ojeada a la maceta donde planté los mini limones que me regaló mi aparejadora. Aún no ha salido ni un brote. 

Me desperté hace un ratito y he vuelto a intentar verla, por si el alcohol -todo lo que bebimos era de baja graduación- me tenía perjudicado el entendimiento y reblandecido los músculos que impiden bostezar, pero ahora tampoco he logrado ver más de cinco minutos. 

2 comentarios:

  1. Yo con las plantas nunca me he llevado bien, algo que jamás pude heredar de mi mamá, que era capaz hasta de sembrar monedas y hacer que dieran frutos, y es casi literal. De seguro los minilimones necesitarán algo de nutrientes. Si ese es el caso, mamá suele hacer un hoyo cercano a la planta en cuestión (si es un árbol a un metro, si es una planta pequeña a 20 cm) y lo llena con.... orina. Según ella es el mejor nutriente que hay para las plantas. Pero que no se te ocurra regarla encima de la planta, pues el proceso de ósmosis la secaría (mamá sólo sabe que lo seca, no sabe lo del ósmosis).

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    1. Jajaja cada día alucino más con tu madre. Y yo que pensaba que la mía era extraña porque le echa toda clase de sustancias raras a la tierra de las macetas. Va por modas, según escuche en la radio o la tv. Antes fue los restos del café negro después de hacerlo, lo que queda en el filtro de la cafetera, luego las cáscaras de huevo y ahora las aspirinas (como si las plantas tuvieran cabeza y dolor de la misma). El caso es que le funciona. Yo soy incapaz de hacer que sobreviva más allá de un mes un simple cactus. Será una de esas habilidades que se salta una generación. Nuestra respectiva descendencia, seguro que son unos jardineros insuperables.

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