miércoles, 14 de mayo de 2014

Hasta los testículos

Animalito mi Guille. Entre alterado, enfadado y cabreado, está ¡Hasta los huevos! (palabras literales). Es como si se hubiera calentado durante la noche. Se acaba de levantar y habla sólo ante el espejo mientras se afeita (aunque eso es contraproducente porque puede terminar con la cara como un ecce homo). Enésimo año que el fisco lo investiga. El primer año que las cuentas de Guille parecieron extrañas a quien se ocupe de discernir entre quién es un posible candidato a ser investigado y quién debe ser dejado tranquilo (ahora mismo sólo pienso en los políticos); también estaba en Granada, bastante asustado, porque temía que cualquier factura se le hubiera pasado por alto y Hacienda lo hubiera descubierto. Ese año tuvo problemas. El inspector que lo investigaba se portó como es de esperar en estos sujetos y le puso trabas para aceptar las facturas que estaban en catalán: Es que usted me dice que es cosa de su trabajo, pero qué sé yo si está vendiendo un riñón

Tiene cita a las 9, pero se ha levantado ya para poder echarle otra ojeada a toda la documentación que debe llevar (desde casa a la Agencia Tributaria se llega en 20 minutos dando un paseo en plan tranquilo). Le espera casi toda la mañana de insoportable papeleo, para descubrir que todo está bien. Le pido que se consuele, al menos esta año no nos han llamado a ninguno para presidir una de las mesas de las elecciones del día 25; pero me muerdo la lengua: aún pueden solicitar nuestra presencia. 

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