jueves, 1 de mayo de 2014

Dios ahoga

Mi madre suele decir: Dios aprieta, pero no ahoga. Ojalá fuera una regla y no un simple dicho, porque en ese caso no nos encontraríamos ante una gran injusticia legal. 

A la prima de mi madre, parece que le pusieron el nombre como un presagio de cómo sería su vida (creo que ya la he mencionada en otra ocasión en este blog, aunque es posible que la haya llamado tita, porque tengo esa costumbre). Se llama Angustias y ya ha enterrado a toda su familia directa: al esposo y a la hija. 

La casa en la que vive era de sus padres. Es grande, tortuosa y laberíntica como todas las casas antiguas, a las que iban añadiéndole habitaciones a medida que las necesitaban. En las paredes de la parte que nunca ha sido rehabilitada, las capas de pintura ha formado ondulaciones y oquedades, como si fuera un cuerpo humano añoso y maltratado. Si caminas por la buhardilla que tiene bajo la cubierta, sientes que toda la estructura se balancea, un ligero vaivén al ritmo de los pasos. A mí me daría miedo vivir en ella. Además, está llena de fantasmas. A medida que vas pasando por las habitaciones, mi tita va recordando quién murió en ellas. Pero son precisamente esos fantasmas quienes la mantienen unida a esas paredes que parecen a punto de desmonarse. 

Cuando la vida de mi tita era aún relativamente feliz, después de haberse sentido morir por culpa de una úlcera gástrica, y temiendo a los impuestos de sucesión, puso la escritura de la vivienda a nombre de su única descendiente. Nunca se le ocurrió que fuera a sobrevivirla, que para la hija, la vida fuera tan breve, y que una pancreatitis pudiera ser tan fulminante y darle tan poco tiempo para poner las cosas en orden. 

A mi tía le dolió que el marido de la hija se casara de nuevo tan pronto, pocos meses después de haber enterrado a la esposa, aunque en parte lo comprendió, porque siempre ha sido un hombre enfermo y necesitado de cuidados. Desde el entierro mi tía no había vuelto a ver al yerno, hasta hace dos semanas que se presentó en su casa para decirle que pensaba reclamar la herencia de la esposa, entre la que se cuenta el hogar de mi tía. No hay nada qué hacer: ya ha estado hablando con un abogado. No importa lo que la moralidad dicte, sólo tiene valía lo impuesto por los documentos. 

4 comentarios:

  1. Respecto a tita, sé que tu sobrina y su amiga te dicen así. Intuyo que a las tías, tu familia las nombra de esa manera. En relación al nombre de tu tía, no comprendo la razón de por qué en antaño, le colocaban nombres a la gente como Dolores, Angustias, José María, María José, Venancio, Edubige... bueno, aunque es mejor que Bisectriz, Yubiritzaida, Yaiker, o Aquiles Castro, y no es mentira, conozco a los propietarios de esos nombres.

    Una cosa es la moralidad, y otra muy distinta la avaricia. Lo legal no tiene por qué ser justo, pues por seguir las leyes se cometen injusticias. De seguro que para tu tía, esa casa más que una propiedad es un baúl de recuerdos que no quiere soltar. y te aseguro que los fantasmas dentro de ella no tolerarán semejante injusticia; ellos no conocen de leyes, y mucho menos están atados a arrebatos de conciencia. Si su yerno se hace con esa casa... no sabe lo que le espera.

    Creo que intuirás ahora que yo creo en fantasmas. Pues sí, existen, al menos según mi madre, que frecuentemente los ve, y aunque no los haya visto, no significa que no existan, como los extraterrestres. En China, hay muchos cuentos, (está bien, son cuentos chinos), sobre propiedades ancestrales, que sólo pueden ser habitados por descendientes. y un intruso, más cuando lo obtiene con artimañas, jamás la podrá disfrutar.

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    1. El nombre de Angustias, sobre todo en Granada, por ser la patrona la Virgen de las Angustias, se suele utilizar aún mucho (desdichadas criaturas). Aunque hay que admitir que antes eran mucho más crueles, sobre todo esos nombres que parecen de un género y se lo ponen al otro: Jerónima, Patricio, Isabelo... Pero hay que reconocer que tus conocidos son muchísimo más crueles. En Youtube (ahora no lo encuentro) había un enlace con nombres extraños, algunos sí que tuvieron mala baba los padres al ponerlos.

      Tienes razón, son los recuerdos lo que impide a mi tía irse de esa casa. Incluso se niega a reformarla.

      Si el yerno de mi tía termina viviendo en esa casa, no sé los fantasmas, pero seguro que la fuerza de la gravedad (hay algunas paredes que están muy deterioradas) sí que la vengará.

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  2. Desgraciadamente estoy viviendo de forma muy cercana la aplicación del Impuesto de sucesiones. Como es diferente según las autonomías, comprobamos que en Andalucía es de los más sangrantes. Está bien gravar la riqueza que se hereda, pero cuando se trata de una vivienda y de los ahorros unos miles de euros, fruto de una vida de trabajo, me parece canallesco.
    Me asombra que un testamento no pueda ser revocado: algo que parece estar a la orden del día. Tal vez, en este caso, es porque la beneficiaria ya no existe. Aún así, eso será legal, pero ni mucho menos justo.
    No creo que el nombre vaticine el futuro de la persona que lo porta, pero por darle un poco de humor a esta triste historia, dice el chiste que en un juicio de faltas por adulterio, que ocurrió en Italia, cuando el juez averiguó que el demandante se llamaba Cornelio Caproni, natural de Torino y de signo Capricornio, desestimó el caso, diciendole al demandante que era un PREDESTINATO.

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    1. Jajaja buen chiste.

      Por supuesto, la mala suerte de mi tía habría sido la misma de haberse llamado Victoria. En este caso no había testamento. Mi tía puso la vivienda a nombre de su hija, así que constaba que era de ella, de la hija. No hizo testamento, por lo que todos los bienes de ella, pasó al marido cuando falleció. Es una injusticia muy grande, pero es legal, por desgracia.

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