martes, 4 de febrero de 2014

El profesor

A veces es mejor no saber. Pululan los pedigüeños alrededor de todos los supermercados de Granada (en Málaga y Barcelona no he visto tantos). Sin querer voy apoderándome de algunos en concreto. 

Había una señora que se veía por los alrededores del Barrio Fígares, vivía en la calle Maestro Leucuona, en el bajo de un local. Parecía, desde fuera, que lo tenía bien acondicionado, con un cerramiento metálico que la aislaba de la intemperie y un par de macetas colgadas de la fachada, como meros adornos. Hará dos o tres meses, vi a una pareja joven limpiar ese local, deshacerse de todo lo que la mujer tenía en él,, incluido el cerramiento metálico y algunas cortinas que le proporcionaban intimidad. Quise imaginar que la mujer había encontrado un piso, un lugar decente donde vivir. Pero no tardé en verla por la plaza de las Pasiegas. Sin el carrito que solía empujar lleno de flores y macetas para vender. Daba grandes voces, metiéndose con no sé quién (puede que ni ella lo supiera). A su alrededor se formó un vacío comprensible: nos dan miedo quienes están a nuestro lado pero viven en otro mundo.

Frente al Mercadona del Camino de Ronda suele ponerse  a pedir un señor que desde lejos se le adivina un pasado de bonanza. Al principio sólo ponía en un cartel: Tengo dos hijos y estoy en paro (con la fotografía de un par de niñas pequeñas, de unos 5 y 7 años). Lo único que le hace falta, es la corbata. Dijo Guille cuando lo vio por primera vez. Habrán pasado unos 9 meses desde que interfiere en mi mundo. Poco a poco se ha ido deteriorando. No sus ropas, que siguen siendo muy correctas, de profesor, como informa ahora su cartel (ha desaparecido la fotografía de las niñas). Pero por su físico es como si hubiera pasado toda una década. Tiene la piel atezada y arrugas que cuando su expresión facial cambia, muestra unas franjas de piel muy blanca, virgen a los rayos del sol. Mi vecina, que todo lo sabe, asegura que el hombre está separado, y que las dos niñas viven con la madre. Dice que el hombre se encuentra en esa situación porque intentó durante mucho tiempo hacerse un escritor famoso, sin importarle nada más. 

Creo que está muy bien tener sueños. Yo los tengo: conseguir que Guille y yo podamos vivir de nuevo bajo el cielo de la misma ciudad; tener un niño; vivir una vida tranquila... Pero, ¿es sano hacer que el sueño se imponga a la realidad?

4 comentarios:

  1. Sí, creo que es sano soñar despierto y luchar por ese objetivo, claro sin llegar a ilusiones vanas.
    Viene a cuento Lole Y Manuel, mencionados en una entrada anterior.En una canción decían:
    Voy soñando con tus besos por el callejón de agua,
    no despertarme del sueño campanas de la Giralda,
    que es que en amores, que es que amores,
    las caricias soñadas son las mejores.

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    1. Yo también creo que es bueno tener sueños, pero, claro, hasta unos límites, incluso seguir con ellos adelante aunque no se sepa que no llevan a ninguna parte, pero siempre que no interfiera en la vida cotidiana y en la propia familia.

      Llevo unos días escuchando a Lole y Manuel, gracias a usted. Los había olvidado por completo (ya no son un dúo que se puedan recordar porque saquen un nuevo disco al mercado).

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  2. Ya sé que las canicas van sobre las canicas, porque no a todo el mundo le gusta las canicas. Allá ellos puesto que a mi sí, pero quiero disculparme, pues al parecer pasé por alto el nombre. Espero que lo de Santa María no sea por las tres carabelas de Colón.

    Ahora vayamos con el profesor. mejor dicho con tu sueño y tu pregunta: respecto a la pregunta, estoy de acuerdo con Manolo (espero no se me moleste, así le decimos al jefe), y a lo que respecta a tu sueño, pues debería ser algo normal para la gente común. Supongo que dicha situación la genera su dinámica de trabajo, la cual debería de estabilizarse, o mejor dicho, encontrarse en el punto, situación que tu quieres, en el caso de que la economía española vuelva a prosperar, los proyectos de proyección + construcción generan demanda de personal, por lo cual guille y tú podrán concentrarse en un mismo proyecto, un mismo cielo, mismo techo, mismo... y nueve meses después... no tendrás una vida tranquila. Nada es perfecto en esta vida.

    Debí haberlo hecho antes, pero soy un poco lelo. Éxitos con las doce casas, las que estás proyectando o incluso proyectado, no las del zodiaco. Espero no le vayas a poner un patio en medio de la casa, con el baño en la cocina en un extremo y los cuartos en el otro. (gracias a esa publicación me convertiste en tu fiel seguidor. Iba a colocar otra expresión pero esta es semánticamente más correcta y menos susceptible a interpretaciones erróneas).

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    1. Huy, me has pillado. Pensaba que podríamos hacer que se colaran por un agujero de gusano y terminaran trasladados al centro de la Galaxia. Esa nube brillante que hay en el centro, debe de estar lleno de estrellas con planetas saturados de vida. Lo importante debe de estar ahí en medio. Intentan conquistar uno de los planetas, llega el ejército alienígena y los devuelve al agujero de gusano, pero con la solución para recuperar la vida en la tierra... (por ejemplo). De existir, tendrán que ser mucho más civilizados que nosotros.

      Huy, me acabas de proporcionar nombre para el edificio (solemos dar a los edificios más o menos grandes, un nombre -por lo general relacionado con el nombre de la calle o de algún santo-). Le propondré al promotor llamarlo El Zodiaco (aunque recuerda al asesino de California).

      Ja, no, no cometeré la misma salvajada que Tadao Ando, aunque ya tengo discrepancias con el promotor. Al principio diseñé la vivienda con la cocina y el salón al exterior y los dormitorios a un patio interior (la calle está cerca del mercado y es muy ruidosa a primera hora de la mañana). Lo he cambiado como quería el dueño, pero le he pedido que se tire media hora a las 8 de la mañana en esa calle.... Espero que entre en razón (o que esté dispuesto a pagar el mejor aislamiento acústico imaginable en los paramentos y ventanas).

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