domingo, 1 de septiembre de 2013

Arqueología de almacén

En el despacho que trabajo y vivo en Granada hay un pequeño almacén con una ventanita aún más pequeña, de 35x35 cm, que sólo sirve para darle ventilación. Da a un patio de vecinos y siempre ha estado abierta (para que alguien se colara por ahí, además de ser bastante delgado, debería estar en muy buena forma y poner en peligro su vida). Durante mi ausencia ha debido de diluviar y hacer viento a la vez porque el papel supuraba agua incluso esta mañana, después de haber secado el suelo media docena de veces a lo largo de la noche. Ese almacén no lo habíamos tocado desde que nos hicimos cargo del estudio. Estaba lleno de monitores antiguos, de esos panzudos, siempre de color beis, con pantallas que en su día debieron de ser dignas, pero que hoy parecen ridículas, y montones de documentación antigua, la que me ha llevado casi todo el día retirarla; por la cantidad, sólo en parte, principalmente por el tiempo que he tardado en mirar y remirar cada uno de los proyectos antiguos (algunos de 1979 y 1980, más viejos que yo). Las memorias se componían sólo de un puñado de páginas escritas a máquina, mucho más provechosas que las que se hacen hoy día, donde cualquier dato está perdido entre montones y montones de paja. Muchos de los presupuestos estaban hechos a mano. Y los planos, centenares de originales, cuando me he deshecho de ellos ha sido como desprenderme del recuerdo de una persona muerta: algo muy costoso e irrepetible que se pierde para siempre. Diecisiete viajes al contenedor de papel reciclado. Un chatarrero se ha llevado los monitores y me ha dado la idea de convertir el almacén en armario poniéndole un par de palos de fregona  para colgar la ropa (mañana iré a la ferretería a comprar los soportes). 


Parte de un plano antiguo, realizado a mano. Los números de cota y de los pilares se hacían con una plantilla  y las líneas se prolongaban un par de milímetros para que en las esquinas no se formara un pegotillo de tinta 

2 comentarios:

  1. Me hace gracia este estudio en plan entomólogo de las reliquias del antiguo arquitecto. A mi me parece todo también muy viejo pero aún pillé , aunque de refilón aquella época, y se nota, no tengo esa mirada sorprendida, lo recuerdo perfectamente.
    Soy viejo! :-D 42 añazos
    pau

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    1. Pues entonces es sorprendente lo que se avanzó en el campo de la arquitectura en sólo una década (en octubre cumpliré 32 años). En la facultad sí utilizamos los paralés, patos, cangrejos, estilógrafos, etc etc etc. Sorprende el montón de trabajo que tenía cada plano (ni imagino cómo podrían sacar las áreas de solares irregulares), lo tedioso que debía de ser tener que repetir decenas de ventanas iguales... y lo incómodo de dibujar en formatos A1 o incluso A0. Y ni imagino las ganas que debían dar de patear a un cliente cuando, ya medio dibujado un proyecto, quisiera alguna modificación. Parece todo muy antiguo y hace apenas tres lustros que se trabajaba así

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