martes, 6 de agosto de 2013

La zona muerta

La Madre Naturaleza es una asesina en serie. Nadie la supera. Y es la más creativa. Pero como todo asesino en serie, siente el irrefrenable deseo de que la atrapen.

Personaje doctor en Guerra Mundial Z


El calor me aletarga; es como si el cerebro se dilatara y las neuronas no hicieran un buen contacto. A veces al mediodía estoy ante el ordenador y los ojos se cierran; lo que creo un solo pestañeo consume diez o quince minutos. El domingo el tiempo avanzaba pero no mi trabajo y, aunque había decidido no parar hasta terminar todo lo que tenía pendiente para poder tomarme unos días de descanso real (sin ningún lastre que me provocara remordimientos de conciencia) creí imprescindible permitirme un respiro. Fui al cine con una de las aparejadoras del edificio que estamos haciendo en el Campus de la Salud. La película escogida, creo que inevitable (teniendo en cuenta dónde nos encontramos y las posibilidades que existen de ver buen cine en Granada y en pleno verano): Guerra Mundial Z. Sólo es otra película de zombis. Ambas fuimos sin saber de qué iba, atraídas por Brad Pitt y por permanecer un par de horas en un recinto con 5 grados por debajo de lo que se considera confortable. La película es entretenida,  con 2/3 de metraje al principio que parecen fuegos artificiales y 1/3 al final semejante al sosiego pasajero que queda después de vomitar. Tiene de original que por una vez en estas películas las autoridades no han sido exterminadas por completo por los no muertos. Pero del ¿qué hará el gobierno? se pasa de inmediato a la trama del superhéroe en solitario acompañado por personajes secundarios efímeros sin apenas entidad. Es original también el movimiento de los zombis cuando van en masa: recuerda a ratos las corrientes de agua de una inundación y otras veces una marabunta de hormigas. La agilitad de los zombis cuando están solos es demasiada parecida a la que muestran los vampiros de la saga Crepúsculo, tanto que si los efectos especiales tuvieran copyright los zombis podrían ser denunciados por plagio. 


Al menos pasamos un rato entretenidas y la película no ocupará durante mucho tiempo espacio en nuestras mentes porque será fácil olvidarla; y si no lo hemos hecho ya es porque ambas, la aparejadora y yo, nos dimos cuenta que ésta es la película que evidencia el inicio del ocaso de la belleza física de Brad Pitt. En algunas escenas -supongo que en parte por culpa de la mala iluminación- el rostro del actor es raro: su piel parece tersa en las partes que tiene el sustento de la calavera, pero alrededor de los ojos, coincidente con las cuencas, arrugada. Ya no es el chico malo que enseñaba el trasero en Thelma y Luoise.  

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