jueves, 30 de mayo de 2013

Huellas en el polvo

Hoy he tenido un día ocioso. Guille no me ha dejado hacer nada. He pasado montones de horas arrumbada en el sofá, escuchando a Philips Glass  o delante del pc, pero sin tocar el Cype, el Presto, AutoCad... incluso prohibido abrir el Word. Guille sólo seguía las instrucciones del médico que pensó que era el trabajo lo que me agobiaba. Pero tuvo que ser un pensamiento el causante del ataque de ansiedad, porque estaba prácticamente dormida cuando ocurrió. El subconsciente, que se rebelaba. Mucho tiempo para pensar. Creo que me he acordado de cada uno de los más absurdos de mis recuerdos. Como la decoración tan recargada de uno de los primeros finales de obra que hice. En el jardín había una población muy numerosa de gnomos. En el caminito que iba de la puerta trasera a la piscina, se intercalaban las losetas de mármol (en contra del consejo de la dirección facultativa porque mojadas resbalan) con losetas de cemento donde habían dejado las huellas de sus manos, sus nombres y fecha. Supongo que las losetas de mármol las irán sustituyendo por otras de cemento con las manitas de sus futuros churumbeles (había 11 o 12 -espero que no piensen sustituir todas-). Las losetas con las huellas me llevaron a pensar en mi casa de Barcelona, con las estanterías cubiertas de polvo y los arañazos de mis dedos en la monótona capa mate. He llegado a la conclusión que es esta vida, que parece provisional, lo que me tiene agobiada. Es como si viviéramos apartados del mundo real, lejos de todas las diversiones, donde nunca pasa nada y el tiempo se desacelera hasta el punto de parecer quieto.

2 comentarios:

  1. Voy a cometer un atrevimiento, pero te voy a hacer un comentario.

    No es "esa vida" lo que te tiene agobiada, sino la idea que tú tienes sobre "esa vida". Según el filósofo griego Epícteto, lo que nos hace sufrir no son las cosas, sino las ideas que tenemos sobre las cosas.

    Pregúntate por qué consideras que esa vida es como vivir apartada del mundo real, pregúntate por qué esa vida está lejos de todas las diversiones, pregúntate dónde están las diversiones y por qué están ahí y no en otro sitio. Pregúntatelo todo, y cuando te respondas, pregúntate por qué has respondido así. Lo más probable es que siguiendo esa cadena, descubras que tienes un montón de ideas que no te pertenecen.

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    1. Bueno, ayer estaba un poco pocha, tristona. Hoy veo las cosas de diferente forma. Pero lo de la diversión sí que es justificado: hace casi tres meses que no hay un concierto o una actuación de teatro o un musical que me haya apetecido ir a ver. Mientras que en Barcelona hay todos los días algo interesante. Además, en Barcelona están mis libros y montones de cosas insignificantes que echo de menos. Claro que cuando estoy en Barcelona noto la ausencia de mi madre y mis hermanos, que viven a menos de una hora y cuarto de donde ahora estoy.

      En fin, no se puede tener todo.

      He hecho lo que me has aconsejado y, efectivamente, algunas de las ideas que me carcomen no son mías: como pensar que Andalucía es el trasero de España.

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