Acabo de llegar del Colegio de Arquitectos. Un compañero de la facultad, que ya estaba allí cuando yo empecé y aún seguía allí cuando terminé, y que se obstinaba en llamarme Reme, aunque casi a diario le corregía su error, me ha pedido diez euros para comprar leche a su hija. Un puñetazo en el estómago habría sido menos doloroso.
Esto lo llamo yo empezar el lunes animando a la profesión, creo que le voy a dar al off al boton de pensar, me estoy haciendo un experto en poner la mente en blanco.
ResponderEliminarSí, fue un pésimo comienzo de semana. Menos mal que no fue a peor.
EliminarHace por lo menos medio año que ya no me ducho escuchando las noticias: deprime, demasiado corrupción y demasiados desastres personales. Los desastres naturales (huracanes, terremotos, inundaciones, etc) no se pueden evitar en su totalidad; pero los desastres personales (hipotecas impagadas, paro de larga duración, desahucios...) es incomprensible que termine con el suicidio de algunas personas.
Sí, los viejos tiempos. Me recuerda a aquellos en que a veces, con leche en polvo diluida en agua. Lamentable.
ResponderEliminarHuy...Se me olvidó decir: ... en que a veces había que llenar el "buche".
ResponderEliminarMi abuela hablaba de la achicoria, que le daban en lugar del café. Era uno de los alimentos que escaseaban después de la Guerra Civil; y, aunque a ella nunca le gustó el café, cuando lo conseguían en el cortijo lo tomaba como si fuera su bebida favorita.
Eliminar¡Que recuerdos!... La achicoria. Un anuncio, supongo que escrito o por la radio, pues no exitía la televisión, decía: La mejor achicoría LA NORIA, creo que era de Cuellar, un pueblo de la provincia de Segovia.
EliminarSe me olvidó comentar otro sucedaneo del café de aquellos tiempos: La malta, una especie de cebada tostada y su anuncio: La mejor malta de España LA BRAÑA.
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