sábado, 2 de junio de 2012

Recuerdos del futuro

Durante dos semanas he creído que estaba embarazada. Me ha ocurrido en más ocasiones. Debería estar escarmentada. Al menos no se lo conté de inmediato a Guille. Sólo habría servido para que se llevara una decepción más. Era una falsa alarma. El calor me quita el apetito. Un cambio de temperatura demasiado rápido. Paso días completos alimentada sólo con sandía. El cuerpo es sabio y sabe regularse ante una carencia. Así que durante dos semanas no he tenido menstruación por el simple hecho de que apenas comía. 

Aún no he aprendido a no pensar en la posible criatura. Imagino cómo sería. Desde el primer momento a su adolescencia. Sexo: femenino. Una niña pequeñita, diminuta, minúscula al nacer, capaz de caber en dos palmas abiertas. Ojos marrones, a la fuerza por  la herencia recibida. Pelo  rubio, como el que yo tuve en mi primera infancia, aunque ahora es moreno (castaño oscuro, para ser exactos). Pero no quiero que se parezca a mí. Soy demasiado arisca y llena de defectos como para desear verme reflejada en ella. Soy capaz de imaginar mil vicisitudes, y da pavor. Me aterra la posibilidad de que se me caiga al suelo o de que sea incapaz de mantenerla alejada de las drogas o alguien pueda decidir hacerle daño... Aterra la idea de traer a este a un ser humano. Recuerdo las palabras de mi madre cuando estaba con la depresión: Hubiera preferido no haber nacido. A este mundo sólo venimos a sufrir. Pero para mí es diferente. Sé de mi existencia tan limitada. Que esta vida es como uno de esos libros que gustan tanto, a los que se llega al final sin darse cuenta y demasiado pronto. Pero yo sí me alegro de enfrentarme a los problemas que se presenten porque sin carbón, no habría Reyes Magos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario