martes, 5 de junio de 2012

Gregor Samsa y familia

Nunca, hasta ayer por la  tarde, pensé que era posible que alguien rompiera vidrios con su voz (o sus gritos). Pero mejor empezar por el principio.... Mi cuñada, la gafe (ayer se confirmó que lo es -pobre, con lo que deseo que se lo pase bien aquí-) continúa en casa. Ayer por la tarde, después de comer y de la preceptiva siesta, fuimos de compras (dice que las mujeres españolas somos muy elegantes (eing!!!)). Blanko, Zara, El Corte Inglés... aunque las tiendas que más le gustaron fueron las regentadas por asiáticos. Terminó comprándose media docena de pantalones -todos iguales- pero de diferente color (dice que allí no los encuentra, que los colores son muy monótonos (eing!!!)). Al menos fue feliz durante las compras y durante la merienda. Flor y Nata, tiramisú: casi se pone blanca de placer.

En el bajo de mi bloque vive una señora con el síndrome de Diógenes. La comunidad aceptó que le renovaran el alquiler con la condición de que al menos una vez al mes uno de los hijos de esta señora se ocupe de limpiar el piso y tirar la basura que acumula. Ayer tocaba limpieza. Fue como si hubiéramos estado sincronizados. Subíamos, la puerta del bajo estaba abierta y el hijo de la mujer intentaba levantar un microondas viejo arrumbado en mitad del pasillo del piso (un trasto demasiado pesado para la poquita cosa que es el vástago). En cuanto consiguió levantarlo unos centímetros, una docena de cucarachas -puede que fueran ocho o veinte, demasiadas rápidas para contabilizarlas con exactitud- escaparon en todas direcciones, algunas hacia nosotras. Eran enormes, seis o siete centímetros de dianas móviles y crujientes bajo las suelas de los zapatos. El hijo de la señora del bajo debe de estar tan acostumbrado a éstas y otras alimañas que ni se inmuto, aunque una de las cucarachas le recorrió los brazos antes de caer al suelo (yo habría tirado el microondas). Mientras, mi cuñada estaba paralizada. Tardó unos segundos en reaccionar, y quienes nos quedamos paralizados entonces fuimos el chaval y yo. Gritó. Un grito interminable, ensordecedor, doloroso, que seguramente habría hecho añicos un vidrio de haber habido alguno cerca.

¡Menuda impresión se va a llevar de España mi cuñada!!! (Racistas, ladrones y sucios). Por fortuna no es la primera vez que viene. 

2 comentarios:

  1. Espero que dure la visita de tu cuñada. Me estoy divirtiendo de lo lindo con sus peripecias. La voy a echar de menos cuando regrese a Londres.

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  2. Ay, pero es que estamos quedando fatal. Es verdad que en España se roba, pero también hay que tener mala suerte para que le roben el primer día que está aquí (a mí, en 30 años, sólo intentaron robarme en una ocasión). En Londres viven en un bajo con ventanas que dan a una calle muy transitada y a un patio ajardinado interior. Las ventanas ni siquiera tienen rejas.

    Se van el viernes; pero esta tarde salen para Órgiva, a pasar unos días en una casa rural (espero que no le pase nada más, pobre)

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