miércoles, 27 de junio de 2012

El bufido de la locomotora

¡Menudo cabreo tengo! Echo humo por las narices como si fuera una locomotora de vapor. Me acabo de enterar que la sanidad pública dejará de cubrir una medicina que suelo utilizar para lubricar los ojos. Mis ojos no producen lágrimas de forma natural y desde que tengo uso de razón, he necesitado utilizar diferentes gotas para evitar que se resequen. Los síntomas de un ojo no lubricado son quemazón y escozor (como si estuviera constantemente bañado por el líquido que sueltan las cebollas) además de fotofobia. Métodos naturales (como sugiere Ana Mato): baños con suero fisiológico. Pero mientras que las gotas te permiten una "autonomía" de unas cuatro horas, con el suero, al menos en mi caso, no llega a la media hora. 

No utilizar el lubricante: a partir de la cuarta hora, quemazón y escozor, imposibilidad de mantener abiertos los ojos; a partir de las 24 horas, conjuntivitis; en menos de una semana, formación de llagas con pérdida de visión; en menos de un mes, pérdida del ojo. Por supuesto no conozco estos datos por experiencia (de momento, por fortuna, sólo he llegado hasta la conjuntivitis); me lo explicó un oftamólogo que pensaba que yo no me tomaba demasiado en serio el problema de no tener lágrimas . Pero, por lo visto, la sanidad pública se puede permitir el lujo de la pérdida de la visión de sus pacientes. 

El botecito cuesta unos 11 euros. En invierno necesito uno cada dos meses, en verano uno cada tres semanas aproximadamente. No suelo acudir a la farmacia con la receta, lo compro directamente. En este momento puedo hacerlo sin ningún problema, sin que signifique un menoscabo en mi economía mensual. Pero, ¿qué ocurriría si yo fuera pensionista o estuviera en paro? (Ojo, no es que entre en el co-pago, es que lo eliminan directamente de los medicamentos subvencionados). 

2 comentarios:

  1. Mira, parece que Juan José Millás y tú tenéis algo en común.
    http://elpais.com/elpais/2012/06/28/opinion/1340901112_599660.html

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    1. Vaya, en realidad tengo dos cosas en común con JJM: la ausencia de lágrimas (no parece muy enfadado por el que supriman el medicamento de la SS) y el cabreo monumental ante una de esas "mellas" en la acera. Aunque en mi caso no fue algo mucho menos prosaico que un kiosko de periódicos: las obras del metro ¡zas! cercenaron de raíz una churrería que estaba frente a un Hospital, cerca de donde vivo.

      Gracias por el artículo, es muy interesante. Este hombre JJM debería tener un blog tipo AMM (aunque me temo que nadie es tan generoso como AMM).

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