viernes, 27 de abril de 2012

Entrando por la puerta de Tannhauser

En Blade Runner, el replicante Roy Batty, antes de morir y después de haber salvado la vida a Rick Deckar, asegura: "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais... Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia". 

Mi hermano mayor se va a Corea este verano. Viaja mucho, a lugares donde la gente suele ir, pero de forma distinta a ellos: mezclándose con los lugareños. Vietnan, China, Chicago, Japón, Rusia... ningún  país de Europa queda donde él no haya puesto el pie. Tiene un sueño: hacer la ruta de la seda en moto; sólo le hace falta un compañero -hasta tiene un patrocinador-. 

Lo malo de mi hermano es que tiene la misma dificultad con la palabra hablada que yo con la palabra escrita. Se obstina en traerme como regalo cajas con incrustaciones de nácar, barritas de incienso, té, palillos labrados... cuando yo lo único que quiero son sus historias, pero es tan parco, que a veces da la sensación que no tuviera nada qué decir. Todas esas historias se perderían sin ser conocidas, si le pasara algo. 

¿Qué se perderá para siempre cuando muera yo? Creo que nada. Tengo bastantes conocimientos de estructuras y edificación; pero todos ellos los he adquirido de alguien. Hace mucho que aprendí que el Sol no es el centro del Universo (hace mucho tiempo que conozco mi lugar en le mundo); así que saber lo indiferente que será mi desaparición, ni siquiera me llena de melancolía. 

2 comentarios:

  1. Pues no estoy de acuerdo eh :)

    Todo el mundo arrastra una biografía cargada de peculiaridades, con independencia de que unas sean más comunes y otras menos. Si hubieras nacido impedida y pasaras tu vida en una cama, sin poder siquiera leer o ver cine, podrías afirmar sin miedo lo que dices. Pero lees, poco o mucho pero viajas, amas, escribes... No creo que el día que mueras no se pierda una memoria personal tan valiosa como la de todo el mundo.

    Un abrazo.

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  2. Sólo reivindicaba la condición de acomodaticia con las circunstancias que me han tocado vivir. Creo que soy una persona bastante feliz como estoy. Si tuviera pretensiones, ser del tipo "arquitecto estrella" estaría frustrada por no conseguir lo que pretendía o estaría demasiado preocupada por el trabajo (no es tan malo ser indiferente en este mundo).

    Una de las personas que he conocido que más tenía que decir, estaba atado a una silla de ruedas y a un respirador y apenas podía salir de su casa. Nacho Unzurrunzaga. Estaba escribiendo su biografía: cómo había descubierto que tenía distrofia muscular de Duchenne, cómo había pasado de tenerlo todo a no tener ni siquiera capacidad para respirar por sí mismo, sus problemas con las chicas... la dejó inconclusa.

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