jueves, 26 de enero de 2012

La alacena de sebo


Uf, sólo de ver la imagen del Big Mac de MacDonald, una se siente saciada, llena, inflada, como si fuera un globo a punto de explotar. Ayer comí en el MacDonald que hay cerca de la parada de autobuses en Granada.

Les estoy haciendo el anteproyecto a una pareja joven que planea casarse en cuanto tenga terminada su vivienda. Es bueno, muy bueno, conocer directamente a los clientes. Observarlos, ver cómo hablan entre ellos, intuir si se callan algo. Hay que fingir tener cistitis y levantarse de vez en cuando para dejarlos hablar solos. 

No suelo ir al MacDonald a comer. A Guille no le gusta y a mí me da un poco de asco desde una vez que vi un documental donde un señor se dedicaba a comer durante un mes sólo y exclusivamente lo que podía comprar en esta cadena de restaurante de comida rápida. Encontró un pelo púbico en el helado o el yogurt (no recuerdo). 

Su parcela es estrecha y alargada (como casi todas las parcelas que se pueden comprar hoy día en los pueblos, en el centro de los pueblos, o en el ensanche). Estas parcelas implican que tengas que hacer tres plantas (dos sobre rasante y una bajo rasante) para satisfacer las necesidades que creen tener una de estas parejas jóvenes que planean casarse y tener familia: dos o tres hijos, la suegra viuda, un lavadero independiente de la cocina, trasteros, cochera para dos coches, un salón en el sótano, patio para barbacoa...

Quedamos en el MacDonald por comodidad de ellos y porque a mi me resultaba indiferente el lugar. Que la camarera (¿se pueden llamar camareras a las chicas del MacDonald? -parecen más bien sólo cajeras-) les sirviera sin preguntarles qué querían tomar, me dio idea que eran asiduos del lugar. Su físico no lo desmiente. Cada uno de ellos se tomó un menú parecido al de la foto: hamburguesa doble (enorme) patatas gigantescas, un helado de al menos medio litro, y un vaso de Coca-cola tan desproporcionado, que habría servido para saciar la sed de un camello después de 40 días de travesía por el desierto. 

Quieren semisótano, planta baja, planta alta y un castillete con terraza plana y un lavadero. Son 54 escalones. Ayer la chica le pidió a su novio que se levantara a pedirle que le rellenaran el vaso de coca-cola porque ella estaba muy cansada. Quince metros sin escalones. Hacen buena pareja. Son como dos almacenes de grasa (unos 100 kilos cada uno sin superar el metro setenta).

¿Por qué somos tan cuidadosos con las carencias y defectos propios y ajenos? Debería haberles dicho que no serán felices en una vivienda con tanta escaleras. Si se cansan al recorrer 15 metros, ¿tendrán ganas de hacer la limpieza en una casa que implique subir y bajar constantemente? Ahora son jóvenes y sus cuerpos funcionan. Pero, con un sobre peso como el de ellos, a los 40 años (ahora tienen 20 y poco) seguramente sus piernas comenzarán a dar problemas. Me odiarán por haber satisfecho sus deseos. 

4 comentarios:

  1. Muy buena la entrada, BK.
    McDonald's debería cerrarse por delito contra la salud pública. Pero no solo esa cadena, sino unas cuantas más.
    Con esa alimentación, ¿cómo van a ser capaces tus clientes de relacionar unas cosas con otras? Pero no te preocupes, a lo mejor la limpieza no es una de sus prioridades. Y de todos modos, siempre pueden vender la casa.

    ResponderEliminar
  2. Es lo malo, que esas casitas tiene poca salida en el mercado. En los pueblos, al menos por esta zona, la gente joven comienzan a ahorrar para hacerse una casa a su gusto desde que casi son adolescentes. Se endeudan y se privan de muchas cosas pensando únicamente en construirse la casa y casarse para tener familia. (Les he endosado a su anteproyecto, en la parte que da al patio, una salita que, si son espabilados, podrán convertir en un dormitorio cuando tengan problemas de movilidad).

    Hará tres o cuatro años, en Francia hubo quejas sobre restaurantes tipo MacDonald, pero creo que sólo sirvió para que redujeran el tamaño de las raciones y para que añadieran a sus menús ensaladas.

    ResponderEliminar
  3. .
    ¿Y el pelo púbico era de señora o de caballero?
    Creo que la especificación es importante, BeKá.
    :-)

    ResponderEliminar
  4. Pues iba a decir que casi con seguridad de señora (o señorita), porque en esos restaurante parece que sólo trabajan chicas, pero he caído en la cuenta de que podría haber existido transferencia secundaria. Un ejemplo: que alguna de las chicas lo llevara pegado a los labios por culpa del cacao, y que se cayera en el yogur o helado. Lo que el pelo hacía en los labios de la señorita o señora, lo dejo a su imaginación :-)

    ResponderEliminar