miércoles, 16 de noviembre de 2011

Dudas, alucinaciones y cintas de vídeo

Dudas: Me he leído prácticamente de una sentada, sin apenas percibir el exterior, siendo poseída por el libro: A sangre fría. En realidad me lo he releído. Lo leí cuando era una adolescente (si se considera adolescente a una pardilla de 15 años -aunque mi madre dice que ya nací vieja-). Lo que había olvidado (o no dado la suficiente importancia) es el hecho de Dick Hickock no mató a ninguno de los Clutter. Fue idea suya el robo y él puso los medios para llevarlo a cabo, pero no asesinó directamente a nadie. ¿Es lícito que se castigue con la horca a alguien que no ha matado con sus propias manos? Otro detalle que había olvidado -en la película sale menos, pero en el libro se hace más hincapié sobre este dato- es que Perry Smith se preocupó del bienestar y comodidad de las víctimas (llevar una silla al baño para que se sentara la señora Cutter que estaba enferma, arropar a Nancy, poner a Keyon en el sofá y colocarle un cojín bajo la cabeza porque tosía, acomodar al sr. Cutter sobre la caja de colchón para que no obligarlo a tumbarse en el frío suelo...). Este detalle es uno de los que les da a la policía indicios de que son dos los asaltantes. Uno capaz de matar a sangre fría y otro que se preocupa por el bienestar de las víctimas. Sin embargo es el mismo Perry Smith quien tiene un comportamiento tan contradictorio.

Alucinaciones: Hace poco han alquilado uno de los pisos bajos del bloque donde tenemos el estudio patera. Es un grupo de estudiantes. Son ruidosos, muy desagradables y bastante idiotas. Hace dos noches se tiraron de la una a las cinco de la madrugada cantando, zapateando y molestando al vecindario. Llamar a la policía local no sirvió de nada porque no tienen suficientes efectivos para mandarlos a silenciar a un grupito de indeseables. Esta mañana lo comentaba con Nieves, nuestra limpiadora, y en ese momento llegaba el chaval que viene a cobrar los periódicos (a Guille le gusta recibir, cuando estamos en Granada, el Ideal y el Marca -yo prefiero el soporte digital y la ignorancia-). Entre susurros se ofreció a darles una paliza por 300 € (100 por cabeza -son tres-). Le dije, bromeando, que deberían ser 250€ porque uno de ellos es canijo y poca cosa. Se puso serio. "Esos son los peores -dijo-. No controlas bien las fuerzas, le arreas un poquito fuerte sin querer, y lo dejas frito". Prefiero creer que es una bravuconería del chaval, aunque recuerdo que en más de una ocasión lo he visto con los nudillos destrozados.

Cintas de vídeo: La tecnología envejece tan rápidamente que la fotografía de un salón de hace una década, ya parece añeja, pero no, como ocurría hasta hace poco, por el cambio de la estética en los muebles, o la terminación de las paredes -qué raro es ver ya una pared con gotelé-, y los colores fuertes de plaza de toros -el albero o el burdeos han dejado paso a los pastel-. Es por los "aparatos" que atestan los muebles. La tele que tenemos en el piso de Barcelona sólo tiene una salida usb para conectarle un "pinganillo" -también conocido como pen-. En la sala de estar del semisótano de mi madre aún hay una tele de esas que tenía más fondo que alto, debajo tenía un reproductor de vídeo y otro de DVD. El reproductor de vídeo se murió ayer. No hay forma de volverlo a la vida. Mi madre estaba desconsolada. De mi padre tenemos pocas películas, pero las pocas que tenemos, están en vídeo. Menos mal que he encontrado aquí dónde pasan películas de vídeo a digital. 

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