lunes, 22 de agosto de 2011

Canario incestuoso con tirantes rosas sobre fondo marrón

Qué raritos son los asiáticos. Últimamente me he aficionado a las series asiáticas (japonesas y coreanas, principalmente, alguna que otra china y tailandesa, también). Son cortas, de menos de 20 capítulos, simplonas y, por lo general, bastante bien cuidadas en la ambientación, aunque con actores algo mediocres (en los actores prefieren que predominen la belleza física y en las actrices la sosería). La trama suele ser repetitiva: chico y chica se odian a muerte por alguna razón; chico y chica se terminan conociendo y enamorando; chico y chica tienen algún impedimento en su amor y finalmente, chico y chica terminan juntos (o alguno de ellos muerto). Son en los pequeños detalles, en los argumentos secundarios, donde radica lo extraño de las series asiáticas. En casi todas ellas se incluye un momento escatológico ("Vi que eres fan de tu propios gases" -le dice en Heartstring uno de los actores principales, a la chica de la que se acaba de enamorar y a la que ha estado espiando durante un rato), un momento vergonzoso para alguno de los actores (en el que se queda desnudo, es sorprendido en la ducha o utilizando el baño), los actores masculinos suelen ser entre sí demasiado cercanos, rayando la homosexualidad y en más de una serie se insinúa relaciones incestuosas (siempre entre el género masculino, es como si las mujeres asiáticas no necesitaran mantener relaciones sexuales). En fin, sigo cultivando mi faceta friki. Algún día sentaré la cabeza.



Ahora estoy siguiendo La espía Myung Wol (imposible verla de forma legal en España).

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